16 de junio de 2011

Palabras Andantes (Opinión)

“Tal es la fuerza de la bondad, que como verdad se difunde a si misma...”

Umberto Eco

No es fácil en los tiempos presentes ejercer un periodismo totalmente independiente. Se sabe, se intuye, se rumorea que la profesión en los últimos tiempos paso de ser un manojo de lealtades informativas a convertirse casi en hombres y mujeres finiceas, que en mayor o menor medida trafican la data de la mejor manera.

No suena bien no? pero es parte de una “verdad”, quizá el punto de inflexión sea hoy la aplicación de la ley de medios por parte del Ejecutivo Nacional y algunos sectores que la impulsan.

Sin pretender colocarnos en una posición de extremo análisis en referencia al trabajo profesional del periodista, comunicador, trabajador de prensa y todas las denominaciones posibles que tenga, pero que se encuadren en la labor de comunicar, la intención es compartir a modo de homenaje, el trabajo permanente que realizan mujeres y hombres de la comunicación para que se “garantice” el derecho a la información. Cuando hablamos de derecho a la información no debemos olvidar cuanta vida, debió perderse por defender “la verdad” y la palabra. Y aún hoy siempre la dificultad sobrevuela las “virtudes” de la información. Esa información que siempre tiene un precio y que muchas veces cuando se toca los intereses de los poderosos se corre el riesgo de la vida misma. ( recuerdo a José Luis Cabezas), por citar un ejemplo cercano, emblemático de la nuestra democracia reciente.

Es indudable que el trabajo del periodista se ha convertido en una actividad compleja, bajo presiones. Las propias y las ajenas, ni mencionar si la tarea se debe desarrollar bajo una dictadura como ocurrió hace mas de treinta años y que dejó como consecuencia muertos, desaparecidos, torturados y exiliados que tuvieron que irse a vivir una cultura diferente. Digo, ¿ de eso se habrá aprehendido algo?

Porque en el presente cuando escuchamos a muchos periodistas de monopolios rasgarse las vestiduras de la falta de libertad de expresión. En los años oscuros de nuestro país y fundamentalmente en la década infame menemista donde se desguasaba el Estado apenas balbuceaban de las grotescas payadas del riojano. ¿Que cosa no?

Por eso cuando hablamos de periodismo independiente o decir defender la libertad de expresión o de prensa. ¿Desde donde se esta hablando? ¿Se está haciendo un verdadero aporte a la democracia participativa o la confusión general?

¿De qué se es independiente? ¿De avisadores?, ¿De ideologías? ¿De posturas subjetivas e Intelectuales?

Si uno es riguroso con si mismo, privará el criterio a la hora de informar, por sobre las presiones y las corporaciones. Seguramente estaremos realizando un pleno ejercicio de conciencia, aunque no resulte fácil. Tampoco lo será a la hora de someter la rigurosidad de nuestro trabajo intelectual en honor de la verdad, esa que nos permite todos los días “reconocernos” al mirarnos diariamente al espejo al comenzar la jornada.

El periodista, no es un mero opinólogo de las circunstancias culturales de la decadencia de su sociedad. Al contrario debe asumir el rol crítico de sostener para el aprendizaje y el cambio en su acto activo de sujeto cultural y militante.

Ser periodista sugiere una pasión por los valores de la democracia activa y participativa. Las contradicciones entre la posición como ciudadano y la tarea profesional permiten interpretar que la objetividad es un sueño de los tontos y que el periodismo se ejerce siempre desde un lugar ideológico.

No existe reitero la independencia del periodista, sino la libertad de decir cómo administra su posición política, el rigor profesional y las presiones a las que se lo somete.

A todos los que sienten la pasión de hurgar en la inquietante curiosidad permanente de los hechos cotidianos y sucedidos de nuestra historia social política y cultural. Les auguro un buen momento del ejercicio profesional, con prosperidad y en armonía.

Atte.

Juan José Guidi

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